En tu visita a Marbella no puedes dejar de pasear por un día por Málaga, la capital de la provincia y de la Costa del Sol, situada a unos 45 minutos en coche, tendrás la oportunidad de caminar por sus bellas y cosmopolitas calles. Entre los monumentos más destacados que encontramos en Málaga, sin duda, hay dos que resaltan entre todos. Ellos son la Alcazaba y Gibralfaro.
La Alcazaba es una fortificación palaciega árabe que data de la época andalusí del siglo X. Uno de los emblemas vivos de la huella que dejó Al-Ándalus en la península ibérica. Está situada en la falda del cerro Gibralfaro en cuya cima se encuentra el castillo de Gibralfaro del cual hablaremos un poco más abajo. Una parte de los aposentos de la Alcazaba se corresponden con un clásico palacio Nazarí, recordando sus patios y arcos al esplendor de la Alhambra de Granada, otro de las señas de dicho periodo que recomendamos visitar si tienes tiempo.
El pasaje de la Alcazaba es clave en la conquista castellana de Al-Ándalus durante los siglos XIV y XV. En 1487 los gobernantes nazaríes decidieron resistir el asedio de las tropas castellanas dentro del palacio. Durante dos meses resistieron, hasta que en agosto se rindieron y cedieron la ciudad a los reyes católicos.